jueves, 2 de junio de 2011

Inauguración de Intercursos CPH. Presentación de Porras Mixtas








Fotografía del Día del Idioma

Edwart Camilo Bonilla Cárdenas





Sergio Ríos

Sergio Alexander Giraldo Leal


Mariana Rodríguez

Soy joven, soy viejo… ¿Quién soy?

Soy joven, soy viejo… ¿Quién soy?
Ser viejo, no es más que un decir,
Ser joven, no es más que un vivir,
Pero vivir es más que ser joven o viejo,
Es buscar el verdadero sentido del ser,
¿De qué sirve vivir sin sentir?
¿De qué sirve vivir sin vivir?
Vivir es ir más allá de lo que se encierra en la memoria…
Vivir es disfrutar de lo que la vida misma se encarga de dar,
Vivir es lo que nosotros podemos buscar para nuestra verdadera felicidad.
Aunque en tu mente seas joven o seas viejo, lo verdaderamente importante es sentirte sincero,
Porque la felicidad del ser humano se disfruta desde del verdadero sentimiento que el alma expira,
En la verdadera sensibilidad de quien no es viejo ni joven, porque la verdadera vejez o juventud se dejan vivir silenciosamente en las mentes de cada ser,
Y para vivir intensamente el respirar diario,
No es necesario saber si somos o no viejos, o jóvenes,
Es simplemente saber que la esperanza de vida,
Y la felicidad del ser nos la transmiten los seres maravillosos con los que compartimos y la hermosura que nuestro creador nos deja entrever  en la naturaleza…
Debemos ser solamente el producto de lo que tenemos en nuestro
Interior, de la paz, de la armonía y de la felicidad de ser únicos,
Que aunque seamos o nos sintamos jóvenes o viejos,
Lo verdaderamente importante es vivir cada día como el último de nuestras vidas, porque al momento de partir de este mundo no importa en absoluto si eres o te sientes joven o viejo…
Porque lo que sientes es lo que trasmites, y para trasmitir sentimientos hermosos, no hay límite de edad, no basta con ser joven o ser viejo, simplemente basta con proponértelo…
¿Quién es más viejo o quién es más joven?
Quizás aquel que con su contagiosa sonrisa te dice lo maravilloso que es compartir contigo, o aquel que sin esfuerzo alguno no se deja contagiar de la expresión de felicidad que inunda su ser.      
Autor: José Gregorio Bayter Martínez